¿Qué es el etnocentrismo?

Si quiero observar la diversidad humana, la cual es infinita: ¿por dónde empiezo? Es preciso primero distinguir entre dos perspectivas, que igualmente guardan relación entre sí:

La diversidad es la de los propios seres humanos; lo que se quiere saber es si formamos un o varias especies. Si es una sola: ¿cuál es el alcance de las diferencias entre grupos humanos? Trata del problema de la unidad y de la diversidad humana. 

Esta perspectiva desplaza su centro de atención hacia el problema de los valores: ¿existen valores universales y la posibilidad de llevar los juicios más allá de las fronteras?... o bien: ¿todos los valores son relativos, de un lugar, de un momento de la historia, incluso de la identidad e los individuos? Si se admite la existencia de una escala de valores universales: ¿cuál es su extensión? ¿qué abarca y que excluye?. Entonces el problema de la unidad y la diversidad se convierte en esta perspectiva en el de lo universal y lo relativo. 

La opción universalista puede encarnar en diversas figuras; en primer lugar en el etnocentrismo, el cual consiste en el hecho de elevar a la categoría de universales los valores de la sociedad a la que yo pertenezco. El etnocentrista es, por así decirlo la caricatura natural del universalismo. Este, cuando aspira a lo universal, parte de algo particular, que de inmediato generaliza. Ese algo particular debe hallarlo en su cultura. Lo único que diferencia al universalista del etnocentrista, es que este último atiende a la ley del menor esfuerzo y procede de manera no crítica: cree que sus valores son "los" valores, y eso le basta. 

El etnocentrismo tiene dos facetas: por un lado, la pretensión universal, y por otro lado, el contenido particular. 

La versión etnocéntrica del universalismo es pensar por ejemplo que "nuestra manera de razonar es la única buena". Con mucha frecuencia, los universalistas son etnocéntricos sin saberlo. 

La crítica al etnocentrismo, es cosa muy común en el siglo XVIII. El primero que quizás critica sistemáticamente al etnocentrismo de la filosofía clásica, es Rousseau (sin renunciar a su universalismo). Para Rousseau es preciso descubrir la especificidad de cada pueblo, así como las eventuales diferencias que tenga respecto de nosotros. Para ello, hay que "desembarazarse" de los "prejuicios nacionales", es decir, del etnocentrismo. Luego, una vez comprobadas esas diferencias, hace falta volver a la idea universal del hombre (relación entre lo particular y lo general): "cuando se quiere estudiar a los hombres, hay que mirar cerca de uno; pero para estudiar al hombre, es preciso dirigir la mirada a lo lejos; primero hay que observar las diferencias, para descubrir lo que nos es propio". 

Rousseau destruye la evidencia de la que parte el etnocentrismo: la deducción de lo universal a partir de un particular.

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