Gestión de Residencias

La gestión de una residencia puede ser desafiante, emocionante y muy creativa. El director conduce un servicio vital, construye y mantiene una comunidad solidaria. Realmente hay lugares y gente así, pero no es muy probable oír hablar bien de ellos en las noticias (casi todos los casos que salen a la luz son sobre vejaciones, y poco o nada se habla de los sitios que funcionan realmente bien).

En cambio, nuestro sistema de atención social está dominado por las exigencias de la regulación y la inspección, es la mala atención la que acapara los titulares. Hablando de los casos que no cumplen con las normas reguladas, poniéndolo como que es una falta grave, y los gerentes se sienten obligados a pasar su tiempo de protegerse contra ella.

Para muchos gerentes, el trabajo se convierte en una mera cuestión de obedecer las reglas y pasan cada vez más tiempo en la oficina, en lugar de donde se necesitan con el personal y los residentes. Este es un problema universal y que sólo puede abordarse mediante la interrupción del sistema.


La desviación de las reglas

Así que si el buen cuidado es nuestra tarea principal, donde nos dieron la idea de que el cuidado en las residencias puede mejorar mediante la invención de un nuevo conjunto de reglas para que los administradores obedezcan. ¿Cómo es que hemos aceptado las reglas y normas impuestas por las personas que no hacen el trabajo, no viven en hogares de cuidado, y no entienden cómo una buena atención se crea?

Todos los que se consideren buenos gerentes sienten que tienen que "evidenciar" de que han cumplido las normas y esto no es lo mismo que dar la mejor atención. Los empleadores juzgan sus directivos por la calificación que reciben en el informe de inspección, contratan a consultores caros para reescribir el papeleo y emplear a los directores de calidad para comprobar que los hogares cumplen. Pero esto garantiza simplemente cumplir con unas  pautas, y convertir a los residentes en ocasiones en simples números.

¿Qué depara el futuro?

El problema con el sistema es al revés. Están las organizaciones de proveedores de servicios y gerentes de residencias tratando desesperadamente de complacer a quien financia (políticos en caso de subvenciones publicas) para evitar una mala calificación. Veo al que financia (político) tratando desesperadamente ahorrar en los presupuestos y recortar gastos. Pero ambos deberían concentrarse totalmente en las personas a las que deben estar sirviendo.

La buena atención debe estar dirigida por un organismo profesional para apoyar el aprendizaje y el desarrollo, establecer normas profesionales y acreditar. Esto permitiría a los gerentes de residencias liderar con autoridad, orgullo y confianza. Un servicio bien dirigido es después de todo un bien social, y sin duda una buena atención es algo que nuestra sociedad debería reconocer.
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